jueves, 12 de julio de 2012

Olimpíadas de Munich 1972


Alemania quería que los Juegos Olímpicos ocurrieran de la mejor forma posible. Para organizar estas Olimpíadas los gastos fueron de aproximadamente US$ 800 millones. Las cifras fueron suficientes para la construcción de instalaciones modernas y confortables.

Pero el sueño alemán duró poco. Once integrantes de la delegación de Israel fueron asesinados por un grupo terrorista árabe llamado Septiembre Negro. El crimen paralizó las competiciones durante 24 horas y inclusive habían expectativas de que el evento fuera cancelado. Pero el presidente del Comité Olímpico Internacional, Avery Brundage decidió continuar. Los organizadores quisieron concentrar el máximo de pruebas en el mínimo de espacio para evitar otro caos y proteger a los atletas y el público.

Alemania hizo un esfuerzo para mostrar que el país de la post-guerra tenia un nuevo espíritu. Tanto así que escogió a Munich una de las ciudades más bonitas del mundo para ser sede del evento. La paz era una meta y los soldados que vigilaban la Villa Olímpica no cargaban armas.
En la ceremonia de apertura el 26 de agosto, hubo mucha alegría, música y colores. Surgió además la primera mascota del verano:  Wald, un perro. Comenzó cuando desfiló personas que pertenecían a la entidad tradicional de Munich. Ellos se presentan cada siete años para agradecer que la ciudad haya sobrevivido la plaga de la Edad Media. Atrás venían las banderas de los países participantes y los atletas. Por primera vez en la historia olímpica una mujer, la alemana Heidi Schueller, hizo el juramento de los atletas. Durante la ceremonia, hicieron un homenaje a los muertos del campo de concentración de Dachau en la 2ª Guerra Mundial.

Al final, se hizo una ceremonia a causa de los trágicos acontecimientos durante estas Olimpíadas. Avery Brundage con 85 años leyó por última vez en dos décadas la declaración de cierre de los juegos.